El rodaje de MIENTRAS DURE LA GUERRA tuvo lugar durante siete semanas a lo largo del verano de 2018 en localizaciones de Salamanca, Toledo, Madrid y Bizkaia. “Para mí es importante pisar el lugar real en el que han vivido mis personajes”, dice Alejandro Amenábar. “Sentí una conexión muy profunda cuando visité la casa de Ramón Sampedro en ‘Mar adentro’, me pasó en ‘Ágora’ cuando pisé Alejandría. Esa misma emoción la sentí en la casa de Unamuno, sobre todo cuando descubrí el rincón en el que murió mientras se calentaba con un brasero. La marca de la madera chamuscada aún se conserva. La ciudad se volcó con nosotros durante el rodaje, no solo desde las instituciones. La gente se agolpaba en las calles en las que rodábamos y observaba con el máximo respeto, los figurantes que participaron en la filmación se entregaron en cada toma”.
“Hemos rodado en las mismas calles por las que se movieron nuestros personajes y hemos tratado de devolverlas a su tiempo. Esto ha requerido de intervenciones físicas y digitales porque muchas cosas han cambiado desde 1936, incluso en una ciudad tan bien conservada como Salamanca.”, explica Juan Pedro de Gaspar, director de Arte.
Para el diseñador de Sonido, Gabriel Gutiérrez, la apuesta por rodar en los lugares reales tiene un elevado valor intangible: “MIENTRAS DURE LA GUERRA es una historia cuyos protagonistas indiscutibles son la palabra y los entornos y espacios donde ésta se proyecta. Lo más importante con respecto al tratamiento de los diálogos ha sido mantener la naturalidad y defender la interpretación por encima de todo. Para una historia como esta y para su recreación, trabajar en decorados naturales y reales marca una grandísima diferencia. Las voces de los personajes reaccionan de forma diferente en función del entorno y los acabados de sus paredes, techos, mobiliario. Estos espacios naturales tienen una magia especial y la hemos aprovechado para poder recrear la sensación de estar en los mismos espacios que los personajes”.