"Recuerdo que en la primera escena que rodamos con el mando militar, donde estaban Nicolás Franco, el obispo Pla, Kindelán y Millán-Astray les dije: ‘Intentad que no suene a que estáis conspirando, esta es una conversación normal, si el tono interpretativo es siniestro se nos cae la película’. Cuando retrato a los militares sublevados in- tento ver a generales que están preocupados por el man- do de la guerra y el reparto de poder, nada más. ‘Cada uno a lo suyo’, les dije, ‘prefiero que suene más a una película de Berlanga que a una de espías’. Buscábamos algo natural y visceral, hombres de acción haciendo lo que creen que tienen que hacer".
(A. A.)